Si bien Avicena, nombre occidentalizado de Abú Alí al Husayn ibn Abd Allah ibn Sina (Bujara, 980 – Hamadán, 1037), está considerado uno de los médicos más importantes e influyentes de la historia, no es menor su reputación como sabio universal, pues sus competencias abarcaban la música, la filosofía, la astronomía o las matemáticas. Fue uno de esos extraordinarios casos de precocidad intelectual y pertenece al reducido grupo de médicos que, además, fueron grandes humanistas. Sus Libro de la curación y El canon de la medicina, conocido como El canon de Avicena, han sido estudiados y utilizados durante siglos como textos de referencia, pero sus escritos filosóficos, igualmente valiosos, han sido menos divulgados.
En estos textos se evidencia la altura de su intelecto, su enorme bagaje cultural, manifiesto en el amplio conocimiento del pensamiento aristotélico e islámico, y una gran espiritualidad, impregnando al conjunto de una profundidad y sabiduría poco comunes.